Dicen que el amor es un juego en el que aprendes a base de partidas perdidas.
Tú me has retado, y acepto. Pero hazme un favor: No me rompas el corazón, porque es novato en esto del amor.
Tú me has retado, y acepto. Pero hazme un favor: No me rompas el corazón, porque es novato en esto del amor.
Novato: adj. Nuevo o principiante en cualquier facultad o materia.
Y soy principiante en esto de querer, inexperta en lo que llamamos amar y aprendiz de eso que se considera enamorar. Pero estoy dispuesta a convertirme en veterana sólo si mi profesor eres tú.
Y empieza la clase jugando. Tú me hablas, yo contesto; tú me enseñas y yo aprendo. Tú conquistas y yo caigo. Caigo en tus redes cual sirena enamorada de un humano en alta mar. Caigo por la curva de tu sonrisa, aunque suene a tópico. Me rindo ante tus ojos brillantes, tu mirada penetrante, tu tacto suave.
Eres mi profesor favorito, no sé si te lo había dicho. Pero aprendo de tus besos a besar con sentimiento. Entiendo que una mirada desvela secretos. Comprendo que las palabras derriten, y los silencios congelan. Porque me llevas a mi punto de ebullición, a esa otra dimensión donde, válgame dios, sólo existimos tú y yo. Me enseñas a ser valiente, a dejarme llevar por el momento, a pensar en nada... Y en todo. O a lo mejor he dejado de pensar, y ahora me guía algo en el pecho a lo que llaman corazón. Que un mensaje vale por una sonrisa, y un pequeña vale por el abrazo más grande del mundo. Escondidos en el barco de alta mar de aquel pescador que enamoró a la sirena más inexperta del océano.
Y resulta que el pescador cayó en su propio juego.
Y resulta que el pescador cayó en su propio juego.
Tú también has caído, enamorado de mi inocente conquista, de mis temerosos pasos, de mi canción de sirena. Que mis movimientos tímidos te han atraído, que mi yo oculto te ha sorprendido. Tu propio reto se ha vuelto en tu contra. Que has caído rendido a los pies de tu alumna aventajada.
Que aunque sea novata en esto del amor, entiendo que en este juego se necesitan dos.