11.8.14

Pasiones.

Cuando estás al borde de un precipicio solo tienes dos opciones: dar un paso adelante o uno atrás. Las cosas son así de claras, y los caminos intermedios solo sirven para confundir a aquellos indecisos que crean un océano del charco más pequeño. Quizás todos empecemos siendo peonzas que giran sobre sí mismas, mareadas de tanto buscar la salida de un laberinto conformado por dos caminos rectos. Quizás pensamos tanto que un buen día pensemos lo impensable -valga la cruda redundancia-.
Y girando y girando, la peonza se detuvo. Cesó la única tarea que la mantenía en pie, como cuando una bailarina deja de bailar, o un escritor cuando pierde la inspiración. Se va la musa que gobierna un gran reino, abstracto, desconocido para aquellos que, a diferencia de algunos, no pueden leer a través de las pupilas.
Pero seguimos siendo animales cabezotas de asquerosas costumbres que chocamos tres, cuatro y cien veces contra una pared de ladrillo.
El orgullo nos hace trizas -o somos nosotros, sin apenas darnos cuenta-. No se puede culpar a algo intangible del daño más terrenal que se puede hacer, como no se puede culpar a la lluvia de una triste despedida.
Hay cosas obvias, y luego estamos nosotros.
Hay cosas que parecen y no son, que se intentan y no se logran, e incluso que se alegran y no sonríen. Hay cosas con tan poco sentido como la fórmula matemática; hay cosas que son porque tienen que ser.

"Tengo un hambre feroz esta mañana. Voy a empezar contigo el desayuno"


Pero hay brazos que calientan, manos que ponen los pelos de punta y labios que matan con el roce. Hay ojos que traspasan pieles, cabellos que tranquilizan y pestañas que provocan vendavales.
Hay risas... oh, risas. Hay risas que ilusionan hasta a aquel que está en el precipicio lleno de indecisiones. Hay pasiones que te atacan en el momento más inesperado, pasiones en baños, en parques, en ascensores.
Oh, Dios, las pasiones... ¿Qué frase lo suficientemente perfecta puede expresar lo que significa pasión? ¿Un beso de madrugada? ¿Bajo la lluvia? ¿Caricias en la espalda? ¿Sus labios en mi cuello? Mejor es dejarlo en una sola palabra: indefinible. Pasión es que no te salgan las palabras cuando lo miras a los ojos; dejar de respirar cuando sonríe; convertirte en gelatina si te abraza.

La pasión no existe en palabras, pero existe en actos. Ojalá todo fueran pasiones.

1 comentario:

  1. "El sexo solo es sexo cuando es el fin último, la condición necesaria y suficiente. Y es algo que solo aprendes cuando pruebas las caricias que ya no tienen sentido, los besos desinteresados, las miradas que no ocultan nada, los orgasmos como vía y no como meta, y los silencios que lo dicen todo."

    Tu post me ha recordado a lo que he escrito yo recientemente.
    Me gusta como escribes. Te leeré más a menudo.

    Saludos

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