Querido desconocido:
Hace mucho tiempo que no hablamos, y siento que te haya dejado un poco de lado. No quiero que pienses que sólo me dirijo a ti cuando tengo alguna pregunta que un conocido no me puede responder. No te estoy utilizando.
Pero ya que estamos, y parece que sigues leyéndome, te lanzo la pregunta: ¿Tú sientes impotencia? ¿No tienes esos días en los que todo va de cabeza al suelo, a pique? Te explico, por si no lo has entendido: Son días en los que sólo quieres llorar, y lloras hasta que tienes los ojos rojos y te pican tanto que no puedes abrirlos. Son días en los que es mejor quedarse en la cama para evitar equivocarte y poner en el suelo el pie izquierdo. Y es ese día en el que un par de personas fundamentales en tu vida se van, y no los volverás a ver, a abrazar y a besar en seis meses. Y luego no logras aparcar el coche, porque una furgoneta gigante ha decidido (¡por cojones!) aparcar en la acera de enfrente y tu pequeño cochecito no puede moverse. Embrague; marcha atrás; todo el volante hacia un lado; embrague; pones primera y tiras pa'lante.
Y sueltas un mierda cuando ves que te separa un metro del bordillo.
Discúlpame por blasfemar tanto, pero estoy indignada, impotente y cansada. Estoy muerta de sueño y me he tragado dos valerianas a ver si consigo dormir algo porque, para colmo, mañana tengo que madrugar.
Sí, querido desconocido. Este no ha sido un mal día, sino un fin de semana entero -y mira que me gustan los fines de semana-.
Así que hoy es sábado de desahogo -o casi domingo-.
Si has terminado de leer significa que en el fondo -muy en el fondo, aunque intentes ocultarlo- te importaban mis preocupaciones. Así que gracias, querido desconocido, por estar ahí cuando un conocido no puede, por sevirme de desahogo cuando las lágrimas no hablan por sí mismas y cuando mi conciencia no hace más que martillearme un poco más la cabeza, sin darme respuestas coherentes. Gracias, desconocido, por soportarme cuando estoy de mala leche -con perdón- por el jodido aparcamiento -otra vez perdón-.
Hasta otro desahogo, desconocido.
Postdata: No voy a coger el jodido coche nunca más. Dicho está.